Tema 7. Paternidad Espiritual

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«Pues, aunque tuvieran diez mil maestros que les enseñaran acerca de Cristo, tienen sólo un padre espiritual. Pues me convertí en su padre en Cristo Jesús cuando les prediqué la Buena Noticia».

1 Corintios 4:15 NTV

Objetivo del Tema

Pues, aunque tuvieran diez mil maestros que les enseñaran acerca de Cristo, tienen sólo un padre espiritual. Pues me convertí en su padre en Cristo Jesús cuando les predique la Buena Noticia.


Cuando hablamos de paternidad espiritual nos referimos al cuidado y la atención que se le da a un nuevo creyente para que el carácter de Cristo sea formado en él, de manera que en su vida se cumpla el propósito de Dios: dar fruto que permanezca. Jn.15:16. Este fruto se debe manifestar en una vida transformada, capaz de reproducirse en otros.

El concepto de “paternidad espiritual” no está ligado a una figura pastoral o apostólica, sino que está enmarcada en la responsabilidad del sacerdocio universal de todos los creyentes. Si le predicas a alguien y este nace de nuevo por medio del evangelio, ¡felicidades, eres papá! La pregunta sería, ¿qué has hecho con esos a los que les has predicado el evangelio y han nacido de nuevo?

Padre es aquel que lo engendró a usted en Cristo, por medio de la Palabra o aquel que le ha aconsejado, desarrollado, edificado, disciplinado y le ha dado dirección.

Discipulado Colectivo

 Para cumplir el objetivo de que el nuevo creyente alcance su madurez la iglesia ha desarrollado programas para un discipulado colectivo, lo que denominamos dentro del andar del creyente discipulado I y discipulado II que sumado a las enseñanzas impartidas a través de las predicaciones los domingos, la palabra dada en los grupos bíblicos y los talleres y seminarios impartidos en la congregación, completarán la serie de enseñanzas necesarias que los discípulos deben recibir.

Discipulado Personal

Sin embargo, creemos que hay otro elemento que también es esencial para el sano crecimiento espiritual normal, que denominamos «Discipulado Personal».

Cada nuevo creyente tiene necesidades espirituales únicas que deberían ser reconocidas. Hay una oportunidad especial, cuando los nuevos creyentes están muy abiertos a conceptos bíblicos, los cuales pueden acelerar su crecimiento hacia una vida espiritual madura y fructífera.

Por lo general los nuevos creyentes están con hambre espiritual, y ansiosos por recibir instrucción personal. El típico nuevo creyente está emocionado por el hecho de que sus pecados han sido perdonados y ya sabe que va a ir al cielo. Sin embargo, esta emoción no debe confundirse con un entendimiento espiritual. Los nuevos creyentes necesitan aprender a reconocer cómo el Espíritu Santo está involucrado en sus vidas, cómo escucharlo, seguirlo, y obedecerlo. Ellos también necesitan entender cómo cooperar con Él en el desarrollo de su vida espiritual.

En 1 Tes. 2:3-13 Pablo se presenta como modelo para el Discipulado Personal, en el que claramente se describe él mismo como “un Padre y Madre Espiritual”, cuidando a sus hijos. Nosotros creemos que Pablo relata su perspectiva bíblica de cómo un padre espiritual debe tratar a cada uno de sus hijos espirituales, o discípulos. El paralelo humano es intencional e inconfundible.

  • Tenían un solo propósito: 3-6
  • Cuidaban a los creyentes como una madre cuida a sus niños :7-8
  • Eran ejemplos para los nuevos creyentes : 9-10
  • Les daban atención individualizada como un padre trata a sus hijos : 11-12.
  • La palabra de Dios es esencial para el crecimiento espiritual : 13

Al unir la paternidad espiritual o discipulado personal al discipulado colectivo tendremos un efecto multiplicador….los resultados esperados de este tipo de discipulado son:

  • Un más alto nivel de madurez espiritual.
  • Dar fruto espiritual.
  • Reproducirse espiritualmente.

Un indicativo que demuestra el éxito es cuando el creyente que se está discipulando llega a ser un discipulador.

La mayoría de las iglesias experimenta un crecimiento numérico a través del proceso de «adición». La siguiente gráfica ilustra un potencial crecimiento numérico, mediante el proceso de la «multiplicación». Obviamente el proceso de crecimiento numérico por adición da la ilusión de éxito a corto plazo, mientras que, al principio, el proceso de la «multiplicación» parece muy lento. Jesús pasó unos 3 años con 12 discípulos que probablemente no serían escogidos por la mayoría de los líderes religiosos. El discipulado personal requiere un intenso consumo de recursos, pero sus resultados, a largo plazo, no sólo da mayor crecimiento en números, sino también un mayor número de creyentes que tienen una relación más profunda con el Señor.

Las cifras en la columna de la izquierda representan el número aproximado de convertidos que podrían ser alcanzados si un creyente fuera capaz de ganar a una persona para Cristo cada día del año. Las cifras en la columna de la derecha representan el número aproximado de discípulos fructíferos que podrían obtenerse si cada creyente fuera fiel durante cada período de 6 meses para discipular tan solo a un nuevo creyente a un nivel de madurez espiritual mediante el cual, el nuevo creyente a su vez, pudiera ser usado por el Señor para discipular a otro convertido. Las cifras en la columna de la derecha son menos impresionantes al principio, pero como puede verse, a largo plazo tiene un beneficio mucho mayor. Las cosas que tú (Timoteo) me has oído decir (Pablo) en presencia de muchos testigos, encomiendaselas a hombres fieles que sean capaces de enseñar a otros también. (2 Tim. 2:2)

Reflexionemos

En el Antiguo Testamento aquel que enseñaba o entrenaba a otro se relacionaba con él de la forma como lo hacía un padre con un hijo o un siervo con su señor.  En cambio, en el Nuevo Testamento el concepto prevaleciente fue el de un maestro transmitiendo información a un alumno; el énfasis estaba mayormente en el contenido. Al parecer, este concepto que vemos en el Nuevo testamento fue desarrollado en el judaísmo tardío (período intertestamentario) al entrar en contacto el judaísmo con la filosofía griega.El  énfasis de la educación griega era básicamente intelectual a diferencia de la educación judía que hacía  énfasis en la forma de vida,Jesús  enfatiza en su enseñanza que el conocimiento es importante pero sólo como la base para edificar una vida en obediencia a Dios (Mateo 7:24‑27, la parábola de los dos cimientos).  Para Jesús lo importante no era que sus discípulos memorizaran las cosas que él enseñaba (énfasis intelectual), sino ponerlas en práctica (énfasis vivencial, cf. Juan 13:17).  El que sólo oye las palabras y no las hace, fundamenta su vida en una ilusión (cree que va al reino de los cielos pero está equivocado). Por lo tanto el verdadero discípulo, si quiere construir su vida sobre la roca firme  debe obedecer las palabras que ha oído del maestro.

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