Tema 8. Transmitiendo El Liderazgo

Tiempo de lectura: 10 minutos
(Reproducción Espiritual)

Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.

2 Timoteo 2:2

En 2 Timoteo 2:2 el apóstol Pablo hace hincapié en la responsabilidad de un líder de adiestrar a otros en el liderazgo. Si ha de llevar a cabo plenamente su tarea, un líder debe dedicar tiempo para adiestrar a otros para que tengan éxito y lo remplacen.

OBJETIVO DEL TEMA:

Que el discípulo comprenda la importancia de entrenar a otros para funcionar plenamente en el ministerio.

El argumento más apremiante para transmitir la encomienda sagrada del evangelio se encuentra entretejido en la comunicación normal que había entre el líder y su aprendiz. Pablo escribió: “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros” (2 Timoteo 1:13-14)            

Desde nuestra perspectiva dos mil años después, podemos fácilmente desestimar las palabras de Pablo pensando que eran para dar ánimo a Timoteo. Pero Pablo no estaba haciendo únicamente un pronunciamiento teórico. De hecho, estaba haciendo una súplica de fidelidad, porque estaba perdiendo el apoyo en la provincia de Asia y había sido abandonado por dos amigos, Figelo y Hermógenes. Así que la fidelidad de Timoteo era necesaria. Era una encomienda sagrada. El cristianismo pudo haber muerto en los primeros siglos que siguieron a la muerte y resurrección de Cristo. En un sentido institucional y cultural, era mucho más frágil de lo que es ahora. Sólo se convirtió en parte integral de la cultura unos trescientos años después.

Hoy podemos visitar las ruinas de Éfeso, la ciudad de la actual Turquía donde Timoteo vivía y pastoreaba cuando recibió esta carta de Pablo. Aunque la iglesia ya no existe y el islamismo domina la nación, el cristianismo sobrevive gracias al sagrado depósito del evangelio, no a la iglesia de Éfeso. Así que el evangelio es el tesoro que se pasa de una persona a otra. A medida que se extiende el evangelio, el reino de Dios crece.

SE NECESITAN TANTO PABLOS COMO TIMOTEOS

Para que el evangelio continúe extendiéndose, son necesarias dos clases de personas. Primero, un Pablo que dice: “Tengo esta encomienda, y necesito pasarla a alguien que tenga el carácter y la aptitud para protegerla y promoverla”. Tal vez usted sea un padre que quiere pasar el evangelio a su familia. No todos los hijos siguen la misma jornada de la fe; algunos rechazan el mensaje, mientras que otros lo ven como algo bueno, pero no como lo más importante. Pero por la gracia de Dios, podrá encontrar al menos a una persona que pueda continuar con la sagrada encomienda, después que usted se haya ido.

Segundo, un Timoteo. El apóstol Pablo tenía más confianza en Timoteo de la que Timoteo tenía en sí mismo. El discípulo estaba bajo ataque y era muy joven. Dentro de la iglesia, la gente podría haber dicho: “¡Este joven no es como Pablo!” Desde luego, tenía razón, pero Dios también llamó a Timoteo, y él se mantuvo fiel y dispuesto para perseverar hasta el final. Pablo lo exhortaba con estas palabras: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

LA REPRODUCCIÓN REQUIERE DE UNA ACCIÓN INTENCIONAL REPETIDA

Aunque la confianza de Timoteo estaba baja, Pablo lo afirmó y exhortó para actuar: “Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu a abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy seguro que en ti también: por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2 Timoteo 1:5-6).

Pablo quería que Timoteo reavivara la llama de su fe en las ascuas restantes de su reconocido llamado al liderazgo. Pablo lo instó a “esforzarse en la gracia que es en Cristo Jesús”. (2:1). Él quería que Timoteo tomara parte activa para asegurar la continuidad y salud del evangelio en su propia vida, tanto en la vida de la iglesia de Éfeso, como en el reino más amplio. Entonces Pablo pronunció su declaración más conocida sobre la reproducción que se encuentra en la Escritura: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2:2)

Pablo le quiso decir a Timoteo que la tarea no era fácil. Para hacerla funcionar se requiere de la disciplina de un soldado, la visión de un atleta, y la paciencia de un labrador (ver 2 Timoteo 2:3-7). Pablo sabía que Timoteo se enfrentaría a las tentaciones de la pereza, el aburrimiento y la impulsividad. ¿Cuáles son los lemas de nuestra cultura? Victoria sin sacrificio, éxito sin visión, y obténgalo ahora y pague después. Sin embargo, la sencilla exhortación de Pablo permanece vigente a través de los siglos: “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. (v. 3).

CARACTERÍSTICAS DE LA REPRODUCCIÓN Y MULTIPLICACIÓN ESPIRITUAL

 A pesar de su falta de confianza en sí mismo y de su necesidad de ser animado, Timoteo ejemplifica las cualidades que los líderes buscan en sus propios Timoteos.

Adecuada selección de personal.

La cualidad fundamental para confiar a alguien una responsabilidad, es la fidelidad de esa persona. Una persona fiel lo demuestra haciendo lo que promete hacer consistentemente. A eso se debe que Pablo utilizara la palabra fieles en    2 Timoteo 2:2. La mayoría de la gente exitosa lo es y cumple a tiempo su encomienda. Cuando le pide a alguien que se responsabilice de preparar un salón o pronunciar un discurso, no tiene que estar retorciéndose las manos preguntándose si lo hará. No obstante, esto no se da naturalmente en la mayoría de la gente. Los fieles no crecen en los árboles siendo ya fieles. Para la mayoría, la confiabilidad es una cualidad que se va desarrollando. Alguien los preparó.

La relación Pablo-Timoteo revela uno de los deseos más comunes de muchos líderes: rodearse de gente confiable, a quien no tengan que estar supervisando. Desde luego, para trabajar con gente así, es necesario invertir mucho tiempo supervisándolos. Aun la gente más confiable necesita rendir cuentas, pero es tan dulce ver que llegan a ser tan confiables, que supervisarlos se convierte solo en una formalidad. Los líderes quieren gente enseñable, que no invente excusas y que tenga una pasión por el trabajo. Así es como se desarrolla la fidelidad. Transferencia del sagrado depósito

Delegar sigue siendo el desafío número uno de quienes dirigen. Los directores de la industria encuentran que transferir las tareas a otros es la parte más frustrante de su trabajo. Pero la creación de un entorno de reproducción es mucho más integral que la delegación.

La reproducción trata de algo más que la simple realización de una tarea. Se trata de reproducir una vida transformada. Y la gente transformada ayuda a otra gente a cambiar; la gente confiable puede enseñar a otros a ser confiable. Ellos se preocupan de verdad. Pueden sentir la pasión latiendo en su pecho. Su actitud es contagiosa. Son una marea imparable.

Es un hecho que transferir la responsabilidad a individuos confiables requiere de capacitación, programas, horarios, planes y asignaciones. Pero a ellos los llena una profunda pasión por cambiar el mundo en que viven. Y ese entusiasmo será necesario para mantener al evangelio activo de generación en generación. Si está pensando en tomar seriamente la reproducción, profundice en su vida y ponga en acción esa pasión interna. Luego, ofrezca lo que tiene a la gente fiel que le rodea. Así es como se ha de comenzar.

Pasarlo a la gente adecuada.

Las personas correctas también pueden enseñar. Esto no se refiere al don de la enseñanza; significa que deben tener el interés y la habilidad para explicar a otros y mostrarles el camino a Jesús. Algunas personas no pueden encargarse de esto porque o son espiritualmente débiles, o no tienen interés. La Nueva Versión Internacional utiliza la palabra capacitados en 2 Timoteo 2:2. Algunas veces, hasta la gente más confiable no está capacitada para enseñar. En otras, puede tener mucha habilidad, pero no es confiable (y por lo tanto no está capacitada). La gente adecuada tiene tanto fidelidad, como habilidad.

Pablo exhortaba a Timoteo a ser cuidadoso de con quién pasaba el tiempo y en quien lo invertía. Cada líder afronta esta difícil decisión, porque la gente necesitada puede consumirnos mucho tiempo. Cuando un líder comienza a enfocarse en lo confiable y competente en vez de centrarse en quienes tienen problemas crónicos, pueden surgir desacuerdos acerca de cómo está invirtiendo su tiempo. Muchos líderes bien intencionados descuidan sus tareas porque deciden que cuanto más grande sea el problema, merece que le dediquen más tiempo.

Tristemente, esto produce líderes genéricos en su función pero inefectivos en su llamado. El llamado del líder cristiano es custodiar el evangelio, confiarlo a los discípulos y promover la reproducción y multiplicación del evangelio a través de hombres y mujeres fieles y capacitados.

Imitación, no suplantación.

Naturalmente la gente joven quiere usar los efectos personales y ropa de sus héroes. Pero en su correspondencia a la iglesia de Corinto, Pablo revela la diferencia entre suplantación y la tradición bíblica de imitar.

La iglesia de Corinto tenía serios problemas. Había al menos cuatro facciones que se peleaban por tener el control. La primera era el partido de Apolos, gente que amaba al elocuente maestro. El partido de Cefas amaba el ministerio del gran pescador, Pedro. Otro grupo clamaba que nadie era digno de seguir sino sólo Cristo, lo cual sonaba noble, pero realmente significaba que ellos no querían rendir cuentas a nadie. Finalmente, algunos querían seguir a Pablo, el fundador de la iglesia y su padre espiritual.

Pablo no era ningún diplomático. Como apóstol, él no se preocupaba por decir lo que otros querían oír. Al tratar con la batalla por el control en la iglesia de Corinto, él fue directo al grano y declaro:

“No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis”. (1 Corintios 4:14-16)

La valiente solución de Pablo, era un llamado para regresar a lo básico. Él lo expresó diciendo sencillamente: “Imítenme”. Dejen de pelear y comiencen a vivir en la tradición del evangelio que les enseñé. Esta audaz declaración está llena de valentía, porque Pablo estaba exponiendo su vida, todo lo que había ejemplificado y las palabras que había hablado al escrutinio de los demás.

En seguida, el apóstol hizo una extraordinaria declaración: “Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor…” (v. 17). Pablo y Timoteo no podían haber sido más distintos en temperamento y estilo. Pablo era un líder duro, reconocido por su capacidad para centrarse en lo importante. Tenía una mente ágil y cumplía audazmente su llamado a pesar del precio que tuviera que pagar. Cuando Timoteo lo conoció por primera vez, Pablo había sido dado por muerto en las afueras de Listra, la ciudad natal de Timoteo. En vez de alejarse para mejorar su situación, Pablo se sacudió el polvo y entró de nuevo en la ciudad. ¡Vaya, eso sí es ser duro! Para hacer eso se necesita alguien con determinación y valentía.

Por otro lado, Timoteo era tímido y reservado, tenía un estómago débil y se desanimaba con facilidad. Pablo dijo: “Imítenme”, y luego envió a una persona que no se le parecía en nada.

Lo que puede transmitirse.

Es evidente que lo que Pablo transmitió a Timoteo no fue su personalidad o el vestuario. La razón por la que envió a Timoteo es porque poseía cuando menos tres cualidades:

Él era fiel en el Señor. Ahí está nuevamente la palabra: fiel. Usted no envía a un novato inestable a una situación volátil. Enviamos al mejor, alguien en quien podemos confiar, que ha sido aprobado y ha salido adelante a través de las batallas, del dolor y la prueba.

Él se parecía a Pablo en su manera de vivir en Cristo Jesús. Primero y antes que nada, Cristo nos llama a reproducir su carácter en otros. Pablo envió a Timoteo porque había adoptado sus cualidades, enseñanzas y carácter; en semejanza a Cristo y su piedad. La imitación no tenía nada que ver con las características externas. Más bien, Pablo había adquirido su carácter por su semejanza con Cristo, y luego se lo transmitió a Timoteo, Tito, Priscila, Aquila, Lucas y otros.

Él tenía el mismo mensaje y estrategia. Pablo sabía el peligro que había en que varias facciones lucharan por el control de la iglesia de Corinto. Esto significaba que diferentes versiones del evangelio estarían en pugna. Él también habló contra esto a las iglesias de Galacia: “No que haya otro sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”. (Gálatas 1:7-8).

Timoteo vino a los corintios con un mensaje que coincidía con lo que Pablo enseñaba dondequiera que iba. Nosotros aún tenemos esas enseñanzas en los escritos y sermones de Pablo. La clave de la reproducción espiritual es tener el mismo mensaje y la misma estrategia. Esto permite que el mensaje se extienda. Así que, ¿qué significa ser un Pablo y tener un Timoteo? El apóstol Pablo invirtió en personas como Timoteo y luego las puso a enseñar a otros. Podemos ver claramente que el carácter, mensaje y estrategia resultaron en una reproducción efectiva. Eso es por lo que muchas diferentes clases de personas pueden llevar el mensaje. Culturalmente, no necesitamos clonar discípulos. Podemos dejarlos ser quienes son, pero enfatizando el carácter, el mensaje y la estrategia.

REFLEXIONEMOS

El adiestramiento de líderes no puede hacerse en gran escala. Requiere oración e instrucción paciente y cuidadosa, así como guía personal durante un tiempo considerable. <<Los discípulos no se fabrican al por mayor. Se producen uno por uno, debido a que alguien se ha tomado la molestia de disciplinar, instruir e iluminar con el propósito de nutrir y adiestrar a uno que es más joven>>

OREMOS

Señor te pido que me des la gracia y sabiduría para poder instruir y capacitar a otros modelándote con mi ejemplo para que el evangelio se expanda por todo el mundo. Amen.